Desde que nacemos estamos gobernados por el tiempo.
Cuando somos bebés necesitamos alimento en intervalos de unas cuantas horas, después aprendemos la diferencia entre el día y la noche, y a través de diferentes eventos entendemos el concepto de que la semana tiene siete días, etc. Para cuando hemos dejado nuestra infancia, ya nos hemos acostumbrado completamente a vivir siempre pendientes de la hora. Dondequiera que miremos el tiempo nos gobierna; existen citas, clases, calendario de actividades, turnos de trabajo, horarios de diferentes lugares.
El tiempo es parte de ser humano
Algunos de nosotros anhelamos tener más tiempo para los trabajos que queremos hacer y el entretenimiento que queremos tener; mientras que otros percibimos que las horas pasan demasiado despacio en soledad o aburrimiento o en espera de algo emocionante. Como quiera que lo veamos, nada cambia el constante e incesante paso del tiempo.
El tiempo es invaluable
Una vez que un momento se ha ido, no lo podemos recuperar. Pronto nos damos cuenta de que nuestra juventud ha pasado a ser edad adulta, o que ya estamos en la tercera edad. Nos enfrentamos a la posibilidad de que sea demasiado tarde para hacer ciertas cosas. Y si lo pensamos un poco, nos damos cuenta de que no nos queda mucho tiempo en la vida.
Todo tiene un principio y un final
Todo a nuestro alrededor tiene un principio y un final, como por ejemplo un libro, una lista de la compra, un viaje en autobús, un periodo escolar, una comida, un programa de TV, o una sentencia en prisión. Solo tenemos que mirar alrededor para ver que la vida misma es limitada. Eche un vistazo a la columna de fallecimientos en el periódico si necesita una prueba.
La muerte es algo que a la mayoría de nosotros no nos gusta considerar; pero si nuestra vida va a terminar un día, ¿no deberíamos valorar más nuestro tiempo? Es un hecho que ninguno de nosotros sabe cuánto va a durar nuestra vida, por lo que es urgente que pasemos tiempo ahora pensando seriamente sobre el futuro.
Dios tiene las respuestas
Necesitamos respuestas a preguntas tales como ¿Quién soy? Y ¿qué va a pasar cuando muera? Dios nos dice en su Palabra, la Biblia, que Él creó el tiempo, junto con nosotros y todo lo demás, por lo que solo Él puede darnos las respuestas. Él nos hizo perfectos, como Él mismo:
“Y creó Dios al hombre a su imagen” (1)
Sin embargo, muy al principio de los tiempos, el pecado (las malas acciones) entró en el mundo. Todos estamos afectados, ninguno de nosotros puede decir que es perfecto. La muerte es la consecuencia del pecado, y solo Dios sabe cuándo ocurrirá. Hay un:
“Tiempo de nacer, y tiempo de morir” (2)
La Biblia nos dice lo que pasará después de que muramos:
“Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (3)
Tendremos que rendir cuentas ante Dios de lo que hemos hecho con nuestro tiempo en la tierra:
“De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (4)
Dios nos juzgará, a cada uno de nosotros, y nos enviará a uno de los dos destinos para siempre:
“unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” (5)
¿A dónde irá usted al final de los tiempos?
La Biblia nos dice que todos somos culpables y merecedores de castigo eterno. Pero hay una alternativa. Dios mismo entró en nuestro mundo de tiempo expresamente para recibir este castigo que nosotros merecemos. Esto es lo que Jesucristo hizo cuando murió en la Cruz hace aproximadamente 2000 años. Él da perdón gratuito y libre a todos aquellos que acuden a Él reconociendo sus pecados y pidiendo perdón en su nombre. Este ofrecimiento es gratuito y libre, pero solo está disponible mientras que se tenga vida (o el mundo se termine). Será demasiado tarde después de que hayamos muerto.
¿Qué hará con su tiempo ahora?
Gracias por usar una pequeña parte de su tiempo para leer esto. No deje que esta sea la última vez que piense sobre la vida seriamente. ¡No permita que sea demasiado tarde para acudir a Dios!
“He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (6)
Todas las citas son de la Santa Biblia, Reina-Valera 1960.
1 Génesis 1:27;
2 Eclesiastés 3:2;
3 Hebreos 9:27;
4 Romanos 14:12;
5 Daniel 12:2;
6 2 Corintios 6:2